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La estructura de la piel
La superficie de la piel, donde es visible a simple vista y donde se utilizan los productos cosméticos, también es una colección de células muertas. Desde este nivel hasta la capa inferior, las múltiples funciones de la piel se desarrollan en 3 finas y variadas capas formadas por diferentes tejidos y estructuras conectivos. La epidermis es la más importante en cuanto a la absorción y el efecto de los productos cosméticos. Esta capa más externa de la piel muestra salud, limpieza y apariencia mientras protege la piel de la deshidratación, la acumulación de bacterias y las sustancias penetrantes. La epidermis le da a la piel luminosidad, flexibilidad, juventud y un aspecto cuidado. Como su barrera protectora, la radiación UV, el acné, diferentes enfermedades y el cáncer afectan principalmente a esta capa.
Piel normal
La piel natural tiene una hidratación equilibrada y una elasticidad adecuada. En esta piel, hay actividad biológica en la capa basal. De tal forma que en ella se activa el riego sanguíneo y se observa un equilibrio en su metabolismo en general. La piel normal tiene un aspecto uniforme y suave, está hidratada, con una estructura firme y tiene un color y brillo únicos.
Piel grasosa
La piel grasa es causada por la hiperactividad de las glándulas sebáceas. Esta actividad está controlada por andrógenos (hormona masculina). El indicador de piel grasa es una apariencia firme, gruesa y brillante. Los poros generalmente son causados por grasa atrapada en los folículos de los conductos de grasa más grandes. Estos agujeros son más visibles durante la deshidratación. El clima cálido y húmedo aumenta la actividad secretora de las glándulas sebáceas.
Piel seca
La piel seca es el resultado de la baja actividad de las glándulas sebáceas. Aunque la piel seca es hereditaria, también será causada por el proceso de envejecimiento. En este momento, a medida que disminuyen todas las actividades del cuerpo, también disminuye la actividad de las glándulas sebáceas. La piel seca suele a perder más agua. Dado que la grasa en la superficie de la piel actúa como una barrera natural contra la pérdida de humedad, la falta de grasa reduce la capacidad de la piel para almacenar agua.
Condiciones comunes de la piel
Deshidración
La deshidratación es una de las condiciones de piel más comunes. Significa una falta de suficiente humedad en el sistema celular y el espacio intercelular. La piel deshidratada se ve seca y escamosa, y la rigidez de la piel se siente por completo. Las arrugas se crean cuando la piel se estira suavemente, como cuando tiramos de la esquina de un pañuelo. Tanto la piel seca como la piel grasosa pueden sufrir deshidratación. La piel seca es más susceptible a la deshidratación debido a la fina capa superficial de la piel para almacenar la humedad. La piel grasosa puede perder agua cuando se usan en exceso los jabones alcalinos.
Enrojecimiento de la piel
Por lo general, ocurre como resultado de la elasticidad y la débil capacidad de recuperación de las paredes capilares. Cuando el flujo de sangre aumenta repentinamente en una parte de la piel debido a estímulos externos, calor y factores mentales-emocionales, los capilares se expanden para que haya más espacio disponible para la sangre. Cuando la cantidad de sangre disminuye, los capilares deberían volver a su estado normal. Si la pared capilar no tiene suficiente elasticidad, no vuelve a su forma original y, como resultado, mantiene las células sanguíneas en su estructura y provoca enrojecimiento en la superficie de la piel.